Los serbobosnios celebran un referéndum prohibido por el Constitucional bosnio y agravan la tensión interétnica en un país que vivió uno trágica guerra civil a finales del siglo XX
El Alto Consejo Judicial bosnio ha destituido al fiscal jefe Goran Salihovic, acusado de abuso de poder y de haber bloqueado intencionadamente varias investigaciones en las que está implicado el presidente serbobosnio, Milorad Dodik. En el expediente figuran conflictos de intereses, contactos inadecuados con implicados en procesos y obstrucciones a jueces o fiscales. La decisión entra en vigor mañana viernes. A las acusaciones por no haber hecho nada contra la celebración del referéndum ilegal del pasado domingo, se ha sumado el escándalo de un crédito ficticio supuestamente obtenido por Dodik para justificar el origen de una considerable suma de dinero con la que compró una casa de lujo que pagó en efectivo. La prensa de Sarajevo sospecha que ese dinero procede de Moscú y que sirve para alimentar la hostilidad del nacionalismo serbio en Bosnia contra las autoridades.
No es la primera vez, ni seguramente será la última, que un partido nacionalista convoca un referéndum ajeno a la legalidad vigente para ocultar bajo la alfombra de la agitación político-sentimental los fracasos de su gestión, la corrupción galopante o el estancamiento económico. La particularidad del ente serbio de Bosnia es que su líder, Milorad Dodik, responde casi de forma automática a los estímulos que emite desde Moscú Vladimir Putin, con quien se reunió por última vez el 22 de septiembre, y que su huida hacia adelante ha tenido como consecuencia un reseteo de la situación política, que retrocede hasta el final de la guerra. «Se lo he repetido a Merkel, a Renzi, a todo el que me quiere escuchar: la tensión en los Balcanes occidentales ha regresado al nivel, muy peligroso, del final de la guerra en los noventa», advierte el primer ministro serbio Aleksander Vucic, «nadie me hace caso y el tiempo apremia, hay que ofrecer a la población un proyecto de futuro, luminoso, antes de que sea demasiado tarde».
Tras la celebración del referéndum del pasado domingo, Dodik mantiene una postura provocadora e insumisa ante las autoridades bosnias. Ha sido llamado a declarar sobre la convocatoria del referéndum y ha respondido que acudirá si se establece un territorio neutral. «Que determinen el sitio en cualquier institución judicial en la República Srpska (ente serbobosnio), y estaré dispuesto a declarar respecto a toda esa farsa», ha dicho en Banja Luka, la sede administrativa del ente.
«Dodik lo plantea como una estrategia de supervivencia política. Este otoño hay elecciones municipales en las que espera un serio retroceso de votos. El paro ha subido considerablemente, la situación socio-económica se ha tensado bastante y es necesario incurrir en más deuda pública. La gente es consciente y es muy posible que pierda la mayoría absoluta. Por eso ha sacado del cajón el discurso étnico- nacionalista como elemento de movilización», considera Vedran Dzihic, politólogo del Instituto de Ciencias Políticas de la Universidad de Viena y autor del libro «Etnopolítica en Bosnia-Herzegovina. Estado y sociedad en crisis».
El embajador ruso en Bosnia, Petar Ivancov, mantuvo varias reuniones con los líderes de la República de Srpska el lunes previo al referéndum, mientras representantes del ente serbobosnio en Serbia daban una conferencia en Belgrado en colaboración con la Fundación sobre Cultura Estratégica, basada en Moscú, cuyo título era «Referéndum en la República de Srpska, una respuesta demográfica hacia métodos antidemocráticos». «Hace ya años que Putin actúa en Bosnia alimentando un factor de perturbación para la UE, para disgusto de Serbia, que ve peligrar sus aspiraciones en Europa», confirma.
Un estado débil
Los acuerdos de paz de Dayton acabaron hace más de dos décadas con la guerra en Bosnia, pero crearon un Estado relativamente débil, considerado fallido en muchos aspectos y que ha dado lugar a una de las más pobres economías de Europa. El PIB per cápita, un útil indicador de la calidad de vida, fue en 2015 de 3.736€ euros, con lo que ocupa el puesto 110 de una tabla de 196 países. En el último año, 80.000 personas han emigrado en busca de empleo. La mecha nacionalista prende con facilidad en ese contexto y la comunidad internacional se siente con las manos atadas. «En un primer momento, se intentó rebajar la tensión nacionalista con llamadas de contenido moral a evitar el referéndum al presidente Aleksander Vucic. No dieron ningún fruto. Especialmente porque Rusia ha defendido la celebración del referéndum desde el primer momento», explica Dzihic.
Los medios de comunicación serbios, por su parte, contribuyen a una limpieza de cara de los nacionalistas que participaron en la guerra que posibilita su legitimidad. El diario gubernamental serbio Novosti, por ejemplo, ha cuestionado reiteradamente el genocidio de Srbrenica, en artículos firmados por el redactor jefe, Ratko Dimitrovic, que mantiene que el asesinato de 8.000 civiles bosnios fue «una forma de represalia» por los asesinatos de serbios por parte de musulmanes que habían tenido lugar anteriormente. En su opinión, la sentencia del Tribunal Penal para la ex Yugoslavia de la ONU en La Haya, que ha calificado aquellos hechos de genocidio, no es relevante por tratarse de un tribunal «partidista y parcial contrario a Serbia». Este tipo de argumentos son agitados con agilidad por Dodik en tono de campaña.
El alto representante internacional para Bosnia-Herzegovina, Valentin Inzko, ha advertido en declaraciones al diario serbio Politika que Milorad Dodik está «jugando con fuego» y «aumentando las tensiones entre las etnias» del país balcánico. «Se trata de algo muy serio», ha dicho, «que está contribuyendo a la desestabilización de Bosnia-Herzegovina y, con ello, a desestabilizar Europa».