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Las opciones en Vilarmaior: al PP, en blanco, nulo o abstención

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Carlos Vázquez, alcalde de Vilarmaior, frente a la Casa Consistorial – IAGO LÓPEZ

El ayuntamiento coruñés será el único de Galicia en el que sólo un partido se presenta a las elecciones municipales

Natalia Sequeiro

A medida que la carretera abandona el núcleo de Miño y se dirige hacia el ayuntamiento limítrofe de Vilarmaior, los carteles con la foto de Pedro Sánchez desaparecen. El próximo 9 de mayo tampoco habrá pegada electoral. El municipio de 1.278 habitantes será el único en Galicia en el que sólo habrá un aspirante a tomar el bastón de mando en la investidura, el actual alcalde Carlos Vázquez Quintán, del Partido Popular. Tras 16 años en el cargo, Vázquez renuncia desde hace tiempo a colocar su retrato en las farolas — «para que acaben en las papeleras», sostiene— pero a partir del próximo jueves 9 de mayo sí tratará de ganarse la confianza de sus vecinos, pese a no tener ninguna competencia.

En jornada de mañana y de tarde, visitará una a una las 700 viviendas del ayuntamiento para «pedirles el voto», indica. Bajo el brazo, llevará «un libro que tengo preparado con las obras que hice». No habrá otro tipo de actos electorales, como los mítines, tan tradicionales en las ciudades. «Esto es muy pequeño. Nunca los hice. Para juntar a 30 personas hay que molestarlas y pedírselo por favor, y la verdad para qué», asevera.

En la campaña de 2015, a las puertas de las casas de Vilarmaior había llamado ya sólo otro candidato, el nacionalista Rodolfo Fernández, que tras convencer a 125 vecinos se convirtió durante la pasada legislatura en el único concejal de la oposición. Pero en esta ocasión será uno de los 68 municipios en los que el Bloque no presenta ninguna candidatura. El PSdeG ya lleva dos elecciones consecutivas sin intentar entrar en la corporación municipal, aunque hasta 2007 había conseguido representación.

Mientras en el resto del país las opciones se multiplican y la fragmentación del voto preocupa a la derecha, en Vilarmaior Vázquez afronta la campaña con total tranquilidad. Sólo un infortunio lo apartaría de la reelección si no consigue convencer al 5% del electorado. «Creo que va a haber de todo, alguno que no te quiere votar votará en blanco, pero pienso hablar con ellos y que acudan a votar. Para mí sería un desprecio grande quedarme sentado en la silla y no ir a buscar votos para mi partido», considera. Pero pese a la ventaja, afirma que le gustaría contar con algún representante de la oposición en los plenos. «Creo que una oposición responsable que presente temas a favor del pueblo es positiva», asegura, «no se puede acertar en todo y si alguien te dice recapacita, esa marquesina hay que colocarla en otro lado, pues puede ser verdad».

En uno de los seis bares con los que cuenta la localidad, Ana González reconoce que «le parece muy curioso y un tanto extraño» que sólo se pueda votar por el PP el próximo 26 de mayo. Ella es una recién llegada a la localidad. Nacida en Barcelona y residente desde hace tiempo en La Coruña, se estableció en Vilarmaior hace apenas un año con el proyecto de abrir la Casa do Maior y la Casa Niño que se inaugurarán este mismo mes. González cree que la anomalía democrática puede interpretarse porque «el vecindario confía plenamente en el alcalde», aunque considera que «sería bueno» que se presentasen más partidos. Detrás de la barra, José Vila García no le da demasiada importancia a la falta de opciones. «A lo mejor venía otro [alcalde] peor», manifiesta.

El regidor rechaza hablar por el resto de partidos sobre su decisión de no intentar siquiera tratar de arrebatarle la alcaldía. En Vilarmaior el PP ha gobernado desde siempre. Antes de que Vázquez se presentase, su predecesor José Benito Souto Lourido estuvo al frente del ayuntamiento 20 años. Fue Souto el que cuando decidió retirarse convenció a Vázquez —que trabajaba de empleado en el Concello— para que se presentase. «Le costó, que yo al principio no quería», afirma el actual alcalde. De sus 16 años de mandato, Vázquez destaca que consiguió un nuevo centro de salud y dotar al ayuntamiento con un polideportivo y una casa de la cultura. Su reto pendiente es «dotar a todos los vecinos de agua de la traída y de alcantarillado» porque el 20% de los habitantes todavía no lo tienen. Pero no promete hacerlo esta legislatura. «Es bastante caro», afirma. El presupuesto municipal es de 1,1 millón de euros al año.

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