A las doce de la noche, efectivos de la UIP (Unidad de Intervención Policial) se personaron en el lugar y procedieron al desalojo
Con el frío, el Patio Maravillas ha dicho basta. O al menos así se puede interpretar su último movimiento. El colectivo, cansado de aguardar a la intemperie —en un solar en la calle Antonio Grilo— a que el Ayuntamiento le ofreciera un lugar donde realizar sus actividades, anunció ayer la okupación de un edificio privado, pero rehabilitado con fondos públicos, en la calle de San Mateo, en pleno corazón de Malasaña. Sin embargo, a las doce de la noche, efectivos de la UIP (Unidad de Intervención Policial) se personaron en el lugar y procedieron al desalojo, según informó el colectivo en su cuenta de Twitter.
Horas antes del desalojo, los antisistema justificaron su acción diciendo que «no nos ha quedado otra , lo hemos intentado pero no nos ha quedado otra opción que okupar», confirmó una portavoz del Patio Maravillas, quien lamentó que la nueva sede del colectivo no se haya conseguido por cauces institucionales, como se daba por hecho cuando Carmena y su equipo de concejales, entre los que hay varios integrantes del Patio —como Guillermo Zapata o Celia Mayer—, desembarcaron en el Palacio de Cibeles. «Pensábamos que con el cambio de Gobierno se abría una ventana de oportunidad, pero esa ventana se ha quedado muy pequeña para nosotras. No teníamos sitio en ese contexto», lamentó la portavoz, que también confirmó a ABC que las relaciones con el Consistorio no atraviesan por su mejor momento: «A lo largo de este tiempo hemos mantenido varios periodos de negociación con ellos, que sin embargo llevan bastante estancados desde hace tres o cuatro meses– desde entonces no nos hemos reunido con el Ayuntamiento».
Y este distanciamiento ha provocado esta nueva okupación que, pese a haber sido anunciada ayer, se produjo de forma efectiva hace más tiempo. Tanto integrantes del colectivo como fuentes de la Delegación del Gobierno han especificado a este diario que la toma del inmueble se produjo hace una semana. Se trata de un edificio de gran envergadura, cuatro alturas y propiedad privada que, para los trabajos de rehabilitación, habría recibido dinero público, según especificó el Patio Maravillas en su comunicado.
El objetivo al okupar este nuevo edificio en el mismo barrio donde hace casi una década comenzó la andadura del colectivo sigue una premisa clara, dotar a Malasaña de «un centro social», especificó su portavoz, que también señaló que, al tomarlo, se encontraron el complejo en un estado de «completo abandono».
En obras
Por ello, la principal actividad que se desarrolla actualmente en el lugar es la de desescombro y acondicionamiento. En su estancia central, que antiguamente era una sala de fiestas, unas 20 personas se afanaban ayer en limpiar el suelo mientras fuera, varios de sus compañeros, hacían guardia en la puerta para evitar un posible desalojo, que finalmente se produjo. De igual modo, miembros del colectivo denunciaron a través de las redes sociales que el desalojo se produjo sin la orden judicial.