La gran mayoría de estas lesiones mortales están identificadas desde hace décadas, informan desde Fundación Mapfre
«A mí no me va a pasar», «es solo un momento», «total si es aquí al lado», «antes nunca pasaba nada»… Por cada uno de los 149 niños menores de 15 años que fallecieron en 2014 España por causas evitables podemos encontrar detrás una de esas frases que desde la Asociación Nacional de Seguridad Infantil denominan como «peligrosas». Las cifras son inaceptables. Las vidas de todas esas familias, padres, hermanos, abuelos, amigos, se ven sacudidas por la pérdida de un niño motivada por una lesión «no intencionada». Y por cada niño que muere, muchos más quedan discapacitados de por vida.
Las causas que con mayor frecuencia provocaron la muerte son, por este orden, y según un informe realizado por la Asociación Española de Pediatría (Aeped) y Fundación Mapfre, las siguientes: en primer lugar, los accidentes de tráfico (23,7%), seguidos muy de cerca por los ahogamientos (20%), las caídas (13%) y los incidentes relacionados con el fuego, tales como quemaduras e intoxicaciones.
Prevención, la clave
Esto, que hace años se consideraba un suceso inevitable ligado a un inexorable y, en ocasiones, fatal destino, hoy sabemos que no es así. «La gran mayoría de las lesiones están ligadas a factores de riesgo claramente identificados desde hace décadas», advierte Antonio Huertas, presidente de Fundación Mapfre. No obstante, en España no es fácil inculcar cultura preventiva, añade Mª- Ángeles Miranda, vicepresidenta de la Asociación Nacional de Prevención Infantil: «En nuestro país actuamos solo ante la imagen de nuestro hijo a punto de precipitarse por la ventana o al borde de la piscina, pero por más que busquemos, no hay atajos ni excusas para delegar en la prevención».
Pero, ¿cuáles son los accidentes más frecuentes por edad? Según la Guía para padres sobre la prevención de lesiones no intencionadas realizada por la Aeped y Fundación Mapfre, cambian mucho los peligros y también, la prevención. Los menores de seis meses sufren principalmente caídas, en su mayoría desde el cambiador y la cama, así como traumatismos por accidentes de tráfico, que se producen en su mayoría por no utilizar o usar incorrectamente sistemas de retención infantil. Sin embargo, entre los 6 meses y los 3 años, etapa del niño en la que adquiere mayor movilidad, llama la atención la asiduidad con la que, además de caídas, se originan golpes, atragantamientos y quemaduras.
Dichas lesiones se producen generalmente como resultado de que los menores de estas edades «se lo llevan todo a la boca» y juegan, entre otras cosas, con juguetes no homologados, que contienen piezas pequeñas. Las intoxicaciones, que ocurren en su mayoría entre los 12 meses y los tres años de edad, se producen especialmente por la ingesta de medicamentos y productos de limpieza.
Ejemplo paternal
La guía, que también describe los cambios físicos y emocionales por los que atraviesan los menores en cada una de las etapas, hace referencia, además, a los accidentes más frecuentes que sufren los niños entre los 3 y los 6 años, una etapa en la que se lesionan con más facilidad como resultado de realizar mayor actividad física, subir y bajar escaleras con facilidad, correr con soltura y llamar la atención de los mayores. Todo ello es, a juicio de los expertos, motivo suficiente para que los padres, quienes «deben enseñarles con el ejemplo», fundamentalmente en estas edades, les muestren los diferentes peligros existentes.
En cualquier caso esto, insiste la vicepresidenta de la Asociación Nacional de Prevención Intantil, no tiene nada que ver con la sobreprotección: «prevenir no es volverse paranoico ni evitar que el niño deje de hacer las cosas que para su desarrollo debe hacer, como tocar, investigar, descubrir, experimentar… La prevención de accidentes infantiles persigue adaptar los espacios a las necesidades de los niños, sin necesidad de estar en continuo estado de alerta, permitiendo a los menores enfrentarse a los retos que favorezcan la adquisición de nuevas habilidades motrices».
De 7 a 12 y la adolescencia
La edad comprendida entre los 7 y los 12 años, es según los especialistas, un periodo de relativa calma, pero también de «inestabilidad emocional» debido a la proximidad de la adolescencia. «La escuela y los amigos se convierten en el centro de la vida de los menores de estas edades, en las que las pautas preventivas deben ir encaminadas básicamente hacia el conocimiento y respeto de las normas, así como a la aplicación de ciertas medidas», apunta María Jesús Esparza, pediatra de la Aeped y coordinadora de esta Guía para padres.
La adolescencia, también cuenta con un apartado especial y en este sentido, la guía destaca que «la incidencia de lesiones en mayores de 12 años aumenta de forma extraordinaria» y se mantiene en niveles muy altos hasta el final de la juventud. Así lo manifiesta Esparza, quien indica que «las lesiones relacionadas con el deporte y las colisiones de vehículos a motor son con diferencia, los principales mecanismos implicados en la mortalidad y la producción de secuelas en adolescentes y jóvenes».