Salud

Las vacunas contra la Covid-19 pueden provocar mayor reacción a quienes han pasado la enfermedad

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Las vacunas contra la pandemia de Covid-19 pueden provocar una mayor reacción a las personas que previamente han pasado la enfermedad, con síntomas como por eje

Las vacunas contra la pandemia de Covid-19 pueden provocar una mayor reacción a las personas que previamente han pasado la enfermedad, con síntomas como por ejemplo fiebre, dolor de cabeza, dolor muscular o cansancio.

Así lo han explicado varios expertos sanitarios para una verificación realizada en el marco del proyecto #VacúnaTE que Maldita.es y la agencia de noticias Servimedia desarrollan contra la desinformación sobre las vacunas de la Covid-19 con el apoyo de Google Digital News Initiative.

Aunque algunas personas sostienen que la vacuna causa más reacción a quienes no han pasado la Covid-19, en realidad no hay evidencias de que sea así e incluso lo más común es que suceda lo contrario.

El virólogo del Instituto de Salud Carlos III Pepe Alcamí desmintió que si la vacuna no provoca reacción es porque ya se ha pasado la infección. De hecho, señaló que puede ocurrir todo lo contrario. Es decir, que es probable que la vacuna genere una reacción más potente a quienes previamente han pasado la Covid-19.

«Cuando pasamos la enfermedad el sistema inmune ya está ‘alerta’, tiene memoria, y lo habitual es que cuando nos ponen la primera dosis de la vacuna, en realidad, es como si fuera la segunda o una dosis de ‘recuerdo’. En este escenario, se produce una reacción inmune frente a la vacuna más potente que si fuera la primera dosis en alguien que no ha pasado la enfermedad», explicó el virólogo.

«Cuando pasamos la enfermedad el sistema inmune ya está ‘alerta’, tiene memoria»

Sonia Zúñiga, viróloga e investigadora de coronavirus en el Centro Nacional de Biotecnología (CNB-CSIC), confirma esta afirmación y aclara que sobre los infectados de forma asintomática que el grado de reacción puede depender de si se generaron anticuerpos y de si estos siguen dentro del organismo.

Zúñiga adujo que, cuando una vacuna produce los efectos secundarios más comunes (dolor en la zona del pinchazo, cansancio, dolor de cabeza, fiebre, etc), es precisamente porque el cuerpo está reaccionando de forma positiva al tratamiento.

«Es decir, el sistema inmune se pone alerta y comienza ese ‘entrenamiento’, que es lo que pretenden las vacunas. Normalmente, si uno ha pasado antes la enfermedad, es posible que tenga más efectos secundarios, porque su sistema inmune ya estaba ‘pre-entrenado'». Por este motivo, según la viróloga, los efectos secundarios «suelen ser siempre mayores tras la segunda dosis y en personas más jóvenes con un sistema inmune más fuerte».

«Los efectos secundarios suelen ser siempre mayores tras la segunda dosis y en personas más jóvenes con un sistema inmune más fuerte»

Por su parte, la viróloga del laboratorio de coronavirus del CNB-CSIC Isabel Solá sostiene que la aparición de estos efectos secundarios tienen que ver con la respuesta inmune del cuerpo humano. «En las personas mayores, que tienen una inmunidad menos potente, estos efectos adversos son en general menos frecuentes», aseguró.

Estos son los efectos más frecuentes

Según la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps), los efectos secundarios más frecuentes de las vacunas contra la Covid-19 son: sensación de dolor, pesadez y/o sensibilidad en el brazo en el que puso la inyección- cansancio y dolor muscular- dolor de cabeza- malestar general y síntomas leves similares a los de la gripe- náuseas y fiebre. También puede darse inflamación de los glanglios unos días después de recibir la vacuna.

Los expertos insisten en que hay variabilidad individual. Según Pepe Alcamí, lo descrito anteriormente es la norma general, pero también hay gente que no ha pasado la enfermedad y que tiene una reacción a la primera dosis. Asimismo, personas que sí han pasado la Covid-19 «ni se enteran de que les vacunan».

«Esto tiene más que ver con la respuesta inmune innata, sobre todo de producción de interferón que tiene un componente genético importante», señaló Alcamí. En esta misma línea, Zúñiga aclaró que lo expuesto anteriormente es una «es una simplificación porque, como se suele decir, cada cuerpo es un mundo».

La viróloga Isabel Solá precisó que la respuesta inmune es variable entre individuos y que «no hay una relación directa entre no haber tenido la enfermedad y mostrar o no estos efectos». Asevera que, en general, las personas que participaban en los ensayos clínicos de las vacunas no habían tenido infección previa pero sí se observaban porcentajes variables —entre un 30% y un 80%— de efectos secundarios como los señalados por la Aemps.

Isabel Solá declaró que, dependiendo qué vacuna sea y de su composición, «puede ser que la frecuencia de las reacciones adversas aumente o disminuya entre la primera y la segunda dosis». Por ejemplo, con la vacuna de Pfizer y BioNTech el porcentaje de efectos secundarios es mayor con la segunda dosis. «Por tanto, en personas que ya tuvieron la enfermedad y tienen inmunidad, podría ser que al recibir la primera dosis tuvieran una reacción más fuerte que si no la hubieran tenido», dijo.

Con la de AstraZeneca pasa lo contrario

Con la vacuna de AstraZeneca sucede «más bien al contrario» y, después de la segunda dosis, la frecuencia de efectos secundarios es menor. «La interpretación de esto es que esta vacuna es un vehículo que lleva la proteína S del virus y la respuesta inmune se produce no sólo contra la proteína S, sino también contra el vehículo. Por eso, en la segunda dosis la inmunidad contra el vehículo limita de alguna forma que la vacuna prenda«, comentó Solá.

En cualquier caso, Alcamí subrayó que lo importante es que sufrir estos efectos o no con la vacuna no quiere decir que no generemos anticuerpos: «Por tanto, no hay relación directa entre tener estos síntomas ‘reactógenos’ y responder a la vacuna».

Para denunciar más bulos relacionados con la desinformación de las vacunas contra la Covid-19, Maldita.es dispone de un canal de WhatsApp a través del número +34 644 229 319 para que cualquier persona pueda comprobar automáticamente casos de desinformación que llegan a través del teléfono u otras vías.

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