Desde 2011, el gobierno gallego no tenía tanto margen para la inversión. Feijóo valora el objetivo como «prudente»
Galicia enciende las luces largas. «Pasamos tiempos muy complicados, tuvimos que decir muchas veces que no- ahora, a veces podremos decir que sí. Galicia no se dejó llevar por las luces cortas». Es el relato de los deberes hechos, una vez más, de boca del presidente de la Xunta. Al término del primer Consello de Goberno del mandato, Feijóo anunció que la autonomía establecerá su techo de gasto para 2017 en 9.063 millones de euros, un 2,9% más que en 2016. Un objetivo «prudente» pero «fiable», inédito desde 2011, y que queda a expensas de las negociaciones que se produzcan en Madrid para sacar adelante los presupuestos del Estado.
Con este paso, el gobierno gallego da carta de naturaleza a las previsiones macroeconómicas de la Comunidad cinco días después de haber tomado posesión de sus funciones. Un documento estratégico que prevé un crecimiento del 3,1% del PIB a finales de este año y un 2,4% para 2017, una décima más que lo calculado en la proyección de septiembre. El objetivo de la Xunta es cerrar el ejercicio con una tasa de desempleo del 17,4% e ir progresivamente atajando el paro hasta dejarla a finales del año próximo entorno al 15,6%.
Estabilidad y previsibilidad. Prudencia y confianza. «No cabe duda de que esta Xunta daría mucho más juego en la crónica política si diéramos muchas sorpresas», destacó Feijóo, que ha grabado a fuego en la frente de su gobierno el valor de cumplir con lo prometido. La aprobación del techo de gasto supone la primera decisión trascendente del recién inaugurado ciclo político y la posibilidad de recuperar un músculo económico que la Comunidad no tenía desde hace años. A modo de referencia, el potencial de gasto en 2003 no excedía los 7.200 millones. Ahora se va a recuperar un volumen que no se tenía desde 2011.
A comienzos del mes de diciembre, se subirá el siguiente peldaño en la escalera financiera de la Xunta: la aprobación de los presupuestos de Galicia. La intención, anunciada ayer por el presidente, es la de darles salida en la reunión semanal del ejecutivo el primero de mes y someterlos a votación en la primera quincena.
La meta de la Xunta está condicionada a un posible bloqueo de los presupuestos en el Congreso
Hasta ahí, el guión fluye por los raíles que se dictan desde San Caetano. Pero el principal escollo no está en Santiago, sino en Madrid. La administración central todavía no ha aprobado su previsión de techo de gasto y la geometría parlamentaria en el Congreso podría retrasar la luz verde a las cuentas presupuestarias. «Ya no podemos esperar más», reconoció Feijóo, consciente de que la barrera anunciada ayer se aprueba habitualmente en julio. La interinidad del gobierno de Rajoy se lo impidió. Sin embargo, ahora que la investidura se ha desbloqueado, las autonomías están pendientes de que el Ministerio de Hacienda haga sus propios cálculos y consiga los apoyos suficientes para tramitarlo en la Carrera de San Jerónimo. Para ello, necesita los votos del PNV, para quienes el presidente gallego dejó un mensaje: «Dado que ellos tienen su sistema de cupo, espero que no impidan a los demás tener un presupuesto».
Feijóo no contempla en ningún escenario que terceros pongan en riesgo sus logros con el saneamiento de las cuentas públicas. Gracias a cuadrar año a año el balance, para 2017 la autonomía dispondrá de 298 millones extra por cumplir el objetivo de déficit. Están contemplados dentro de los 9.063 millones- 17 de los cuales llegan de ajustes en la contabilidad nacional.
Los «bonus» por el buen comportamiento de las cuentas públicas de la Xunta permitirá al PP soltar lastre y revertir algunas de las medidas que emprendió en su primer mandato en 2009. A partir de enero, por ejemplo, se repondrá el cien por cien del salario a todos los empleados públicos. El conselleiro de Facenda, Valeriano Martínez, dotó de contenido económico al discurso oficial. Explicó que la mejora de las exportaciones, la producción industrial y los servicios espolean el motor de la economía gallega: «Tratamos de consolidar un modelo propio basado en las inversiones reales y el pago ágil de nuestros compromisos», resumió.
Nada de «parar máquinas», aseguran. El tercer periodo de la era Feijóo va tomando velocidad de crucero con el desarrollo de los planes económicos y los nombramientos en las distintas áreas.