Margallo: «Con la pérdida de terreno de Daesh, la amenaza terrorista se aproxima a nuestras costas»
El ministro de Exteriores alerta a ABC de la llegada a España de yihadistas de Siria, Irak y Libia
Como uno de los principales puertos de salida de refugiados africanos y nueva ruta para los sirios, así como caótico avispero de yihadistas de distinta marca, España «está siguiendo con mucha atención la situación en Libia», declaró a ABC el ministro en funciones de Exteriores español José Manuel García-Margallo, durante una visita de dos días a El Cairo.
«La pérdida de terreno de Daesh en Siria e Irak puede provocar el desplazamiento de yihadistas a Libia. Con la pérdida de terreno en Libia, la amenaza yihadista se aproxima a nuestras costas y a las costas europeas», señaló el sábado durante un breve encuentro con este diario. La brigada Bunyan Marsus, compuesta en su mayoría milicias de Misrata, está en su fase final de reconquista de Sirte, el que había sido bastión de la facción libia del autoproclamado Estado Islámico (EI) y hogar para cerca de 5.000 combatientes.
Fronteras porosas
Sin embargo, expertos y fuentes de seguridad consultados por este periódico ya advirtieron de que la caída de la capital de Daesh en Libia no significaría el fin del grupo en el norte de África: las fronteras son demasiado porosas y la falta de un Gobierno efectivo impide su control.
Para García-Margallo, la amenaza ahora es precisamente «cómo se difumina y se diseminan». Hacia el sur, el Sahel y especialmente Mali, donde no se han producido grandes avances en la lucha contra los grupos terroristas. «Existe además la amenaza de la conexión con Boko Haram», advierte.
«Es necesaria una gran coordinación policial» y de seguridad, añade, con Argelia y Marruecos, pero también con Egipto. Durante su visita a El Cairo, García-Margallo se ha reunido con su homólogo egipcio, Sameh Soukry, con quien ha conversado sobre inmigración y la lucha antiterrorista, así como de la situación en la región, Siria y Yemen.
Haftar, cada vez más popular en la zona este del país, es apoyado por El Cairo, de simpatías militares
Pese a la «enorme complicidad» entre España y Egipto -ambos presentes en el Consejo de Seguridad de la ONU- y que, según adelantó el ministro, estarían negociando un nuevo acuerdo de paz para Siria -junto con Nueva Zelanda- tras el veto ruso al acuerdo franco-español, el Gobierno español ha mantenido fija su postura diplomática con respecto al mariscal Khalifa Haftar, manzana de la discordia entre las potencias occidentales y cuyo principal valedor es El Cairo.
«He insistido al ministro que el poder militar debe estar supeditado al poder civil», aseguró García-Margallo. «Por lo tanto, Khalifa Haftar -líder del Ejército Nacional Libio (LNA)- debe colocarse bajo las órdenes del consejo presidencial». Este consejo del Gobierno de Unidad Nacional (GNA) es la apuesta de las Naciones Unidas para salir del atolladero político en el que se ha convertido Libia, donde rivalizan al menos tres gobiernos: el GNA, el islamista GNC en Trípoli y la Cámara de Representantes en Tobruk, reconocida internacionalmente pero que se ha negado a dar su apoyo al GNA.
España, junto a Reino Unido, Italia y otras potencias, ha condenado en un comunicado conjunto el último movimiento militar de Haftar, por el que arrebató el control de las instalaciones petrolíferas del país al jefe tribal que las mantenía sin apenas producir para luego devolverlas a la Compañía Nacional del Petróleo. Haftar, cada vez más popular en la zona este del país, es apoyado abiertamente por el Gobierno egipcio, de simpatías militares.