La mujer del primer ministro británico es el centro de los ataques de ciertos sectores que le acusan de ser la responsable de los errores de su marido, como la fiestas en pleno confinamiento
“Lady Macbeth”, “Carrie Antoinette”, la “Ana Bolena” de Downing Street. -Los errores del primer ministro británico, Boris Johnson, tienen una culpable: su esposa. Cuando al ‘premier’ le llega el cuello el agua, conservadores resentidos y asesores vengativos cargan contra la que señalan como instigadora de todos los males.
Intriga en la corte de Carrie -
Cummings no es el único despechado. El próximo mes saldrá a la venta una biografía no autorizada a cargo del que fuera vicepresidente del Partido Conservador, Michael Ashcroft titulada “Primera Dama: Intriga en la corte de Carrie y Boris Johnson”. El multimillonario describe al primer ministro como una figura “solitaria” rodeado de amigos de su mujer, a la que acusa de estarle -“impidiendo gobernar Gran Bretaña tan eficazmente como los votantes merecen”.
Incluso antes de su publicación la obra ha sido catalogada de misógina y hay rumores de una posible demanda por difamación. -“Es una falta de dignidad el cargar contra Carrie Johnson que no tiene ningún puesto en el Gobierno”, -ha declarado el ministro de Sanidad, Sajid Javid. “Es el último intento por desacreditarla”, señala la portavoz de Carrie.
A Carrie se le achacan el haber forzado a su marido a dar marcha atrás en importantes decisiones, el haberle alejado de la gente que le rodeaba y sustituirla por amigos de ella o designados que ha recibido su aprobación. También habría alentado lujos que otros han costeado, como las -vacaciones en la isla Mosquito o en la villa de Zac Goldsmith en Marbella.
Su mano estaría detrás de la decoración del piso del 11 de Downing Street, con -papel pintado a 1000 euros el rollo -y un presupuesto que Johnson no podía pagar y para el que tuvo que pedir dinero a un benefactor del Partido Conservador. El caso llevó a una investigación cuestionando la ética del primer ministro y su falta de honestidad cuando trató de ocultar lo ocurrido. -
Johnson habría seguido las directrices de su esposa en la -evacuación desde Kabul de 160 perros y gatos -de un refugio de animales, durante las horas trágicas en que los talibanes tomaban el control de la capital y miles de afganos luchaban por un avión para dejar el país. El ‘premier’ ha negado su implicación, pero Dominic Dyer, un militante en defensa de los animales y amigo de Carrie ha dado a entender que medió en el rescate.
Sin límites, ni barreras -
De creer a sus detractores, los Johnson comparten la actitud de estar por encima de las reglas. En el epicentro del Gobierno, -se han diluido límites y barrearas entre trabajo y diversión. -El exprimer ministro conservador, -John Major, -acusó el jueves a Johnson -de saltarse la ley con las fiestas y «pedir al público que creyera lo increíble». La pareja, que en tres años ha tenido dos hijos, ha venido actuado a su antojo sin calcular las consecuencias.
El ejemplo que ha terminado acentuando la caída en desgracia ha sido el -sinfín de fiestas durante la pandemia. Carrie está detrás de varias de ellas. Hay fotos que muestran su presencia en eventos festivos y testimonios que la señalan como organizadora. Suya fue la idea de la -fiesta de cumpleaños -en la sala de reuniones del Gabinete. En su piso tuvo lugar el “party de la victoria” para celebrar la marcha de Cummings. Ella y su marido deberán declarar presumiblemente en la investigación policial.
Machismo
Quienes observan la guerra contra Carrie reconocen que es la ‘First Lady’ con más poder e influencia en la reciente historia británica. Al mismo tiempo aducen que tratar de -exculpar a Johnson atacándola a ella es ridículo y machista. -Él lleva 35 años en la política y es a fin de cuentas el primer ministro. La responsabilidad y la culpa de lo que va mal es suya. -