Culturas

El reverso más insólito del Desembarco de Normandía

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Portada de «Lo que nunca te han contado del Día D»

Manuel P. Villatoro y Pere Cardona firman «Lo que nunca te han contado del Día D», un libro que bucea en los detalles olvidados de la batalla

César Cervera

@C_Cervera_M

Sangre, sudor y muerte en las playas de Normandía. Millones de almas, diez mil aviones de todo tipo y más de siete mil barcos participaron en la Operación Overlord, «la acción militar más difícil que jamás se haya llevado a cabo», en palabras de Winston Churchill. Tan sobrecogedora movilización de medios y personas ha dado lugar a una literatura y una obra cinematográfica igual de abundante. Con la tinta gastada en este episodio se podría, literalmente, llenar el Canal de la Mancha.

De ahí la doble dificultad que Manuel Pérez Villatoro y Pere Cardona afrontan en «Lo que nunca te han contado del Día D» (Principal, 2019), un libro donde, con ritmo trepidante, el dúo de divulgadores bucea en los pasajes menos conocidos del desembarco. «Con los grandes episodios ocurre siempre que hay detalles ocultos, pequeñas historias asombrosas que están sepultadas por otras repetidas hasta la saciedad. Si vas a la segunda fila, a los personajes pequeñitos, por así decirlo, te encuentras cosas preciosas que hacen comprender la operación en toda su envergadura», explica Villatoro, redactor de la sección de Historia de ABC.

Es el caso de un grupo de sacerdotes paracaidistas que se lanzó sin armas desde el cielo para apoyar a los Aliados. La preocupación casi obsesiva de Churchill por que sus tropas evitaran las relaciones sexuales con esas mujeres francesas que -advertían los folletines- «distaban de ser tímidas». O el soldado alemán con sangre española que vivió en primera persona el horror de las playas. El periodista Manuel Pérez Villatoro y el divulgador Pere Cardona han tenido acceso a documentos inéditos, como las crónicas de este hijo de una española. «Se pueden contar aún muchas cosas. Nosotros en el libro hemos entrevistado al historiador Gary Sterne, que defiende que en Maisy los rangers tuvieron una batería fundamental para la operación. El que fue el centro neurálgico en Ohama (la playa con más bajas) ha permanecido décadas oculto, y fue allí donde un grupo de soldados habría encontrado un tesoro formado por millones de francos», asegura Villatoro en el 75º aniversario del Día D.

75 años desde el día de la tormenta

El tesoro de Maisy, que se repartieron aquellos soldados sin dar cuenta a nadie, es uno de los muchos misterios abiertos hoy. En «Lo que nunca te han contado del Día D» se abordan este y otros enigmas con datos y la vocación de desmontar todas las leyendas: «Se nos ha vendido durante 75 años que en Omaha se produjeron los combates fundamentales, donde tienen que acudir todos los rangers y escalar una pared de más de treinta metros para destruir unos cañones alemanes que podían poner en apuros a la flota aliada. El problema es que, cuando llegan a esa posición, se encuentran que allí no hay nada y tienen que ir a buscarlos a otro lado. Para mí es uno de los grandes enigmas y, al mismo tiempo, un elemento más de la mitología de Normandía», aprecia Villatoro, para quien el relato «impuesto por los vencedores» ha elevado a los altares cada acción de EE.UU.

«Se habla mucho de Omaha, donde ciertamente hubo muchas bajas, pero apenas de la playa de Juno, donde los canadienses registraron una gran cantidad de víctimas y guardaban una tremenda sed de venganza contra los alemanes tras el fracaso de Dieppe», recuerda Cardona, experto en espionaje.

Una parte fundamental del libro está dedicada al papel de los espías aliados, encargados de crear una red de mentiras para confundir a los nazis sobre dónde se iba a producir el desembarco. «El grupo de la Doble Cruz, formado por cinco espías principales, era el responsable de suministrar el llamado “pienso para pollos”, es decir, convencer a los alemanes para que pensasen que Normandía no iba a ser el objetivo a través de agentes dobles e información falsa. El día de antes, los alemanes sabían que se iba a producir un importante desembarco, pero sospechaban que sería en el Paso de Calais, lo que les impidió llegar al verdadero lugar a tiempo», apunta Cardona.

El título simbólico del «hombre que engañó a los nazis» o «el espía que permitió el éxito de Normandía» se lo disputan cada año, y con cada nueva investigación o libro, toda una serie de asombros del disimulo y la doble vida. Cuestión aparte es delimitar si el éxito de los Aliados era inevitable o no. «La prueba de que mil cosas pudieron salir mal es que el mismo 5 de junio no se pudo llevar a cabo el ataque por problemas meteorológicos. El comandante Eisenhower estaba preparado para lo peor. Sobre el terreno, hay que tener en cuenta que el mismo Omar Bradley, al mando del I Ejército Americano en Omaha, se planteó retirar las tropas porque cuando subiera la marea tenían que ir a las ametralladoras o ahogarse», apunta Villatoro.

«Lo que sí estaba bastante claro es que incluso con una ingente cantidad de bajas al final se iba a tomar Normandía. Una gran parte de las tropas alemanas no solo es que eran de reemplazo, sino gente mayor que no podía combatir en otros frentes. Además, la estrategia de los nazis tiene un problema básico, y es que se juntan dos estrategias diferentes, la de defender a pie de playa o la de esperar al fondo. Hitler plantea una solución intermedia a las dos: la peor opción», concluye Cardona.

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