Once de los quince diputados que hablaron a puerta cerrada critican la celebración del 39 Congreso, que Díaz tilda de «maniobra de distracción»
A Pedro Sánchez comienza a pasarle factura haber puesto al PSOE en el disparadero de apoyar su estrategia de convocar ya el 39 Congreso o respaldar a los barones que intentan tumbar la iniciativa y obligarle a dimitir. Ayer, durante una reunión ordinaria del Grupo Socialista a puerta cerrada, tradicional termómetro de adhesiones, once de los quince diputados que tomaron la palabra lo hicieron para criticar al líder: Eduardo Madina, José María Barreda, Odón Elorza, los andaluces Antonio Pradas, Miguel Ángel Heredia, Salvador de la Encina, José Andrés Torres Mora y Elvira Ramón. Además también lo hicieron el que fuera secretario de Organización (1994-1997) Cipriá Ciscar, Pablo Bellido, Ignacio Sánchez Amor. Sin repercusión real, pero significativo.
El expresidente del Congreso y exlendakari, Patxi López, muy afín a Sánchez hasta ahora, habló para anunciar que apoyará el calendario que va a proponer el líder este sábado en el Comité Federal -primarias el 23 de octubre y plenario del 2 al 4 de diciembre- solo por «cultura de partido»- por no desautorizarle, pero no por convencimiento. Tiene «muchas dudas» de que una batalla congresual ahora, con España empantanada institucionalmente, sea lo mejor para el PSOE.
Sánchez no dimitirá si pierde
De parte de Sánchez, claramente, solo se pusieron el diputado por Madrid Rafael Simancas, el mallorquín Pere Joan y el navarro Jesús Fernández, en consonancia con el apoyo de sus federaciones al «sanchismo». Según algunas fuentes, fue muy significativo que, al inicio, el portavoz, Antonio Hernando, que previamente había dicho a los periodistas que el grupo no se va a «romper», hiciera luego a puerta cerrada un llamamiento a la fraternidad socialista en un momento «difícil» como éste. Y es relevante, también, que Hernando no quisiera respaldar ante los periodistas lo que acababa de decir Pedro Sánchez en la SER: «Por supuesto», no piensa dimitir si pierde la votación de convocatoria del congreso en el Comité Federal.
Hernando se «remitió» a lo que acababa de decir el secretario general, sin más, mientras, en privado, diputados abiertamente «sanchistas» admitían que si el líder socialista pierde este sábado tendrá que irse y el Comité Federal nombrar una gestora que dirigiría el PSOE hasta la convocatoria de un congreso extraordinario, cuando haya gobierno. El único que sí reprochó abiertamente al líder sus palabras fue el expresidente de Castilla-la Mancha José María Barreda: «En mi cultura no cabe que un secretario de un partido que perdiera una votación en el Comité Federal pretenda seguir siendo secretario general- creo que no hay posibilidad, que no es aceptable y no es democrático». Por si acaso Sánchez se aferra al cargo, los críticos ya han preparado la respuesta: en ese momento creen factible que los miembros de la Ejecutiva firmaran la carta de dimisión y se la entregaran a la presidenta del Comité Federal, la líder del PSOE en Sevilla y «mano derecha» de Susana Díaz, Verónica Díaz, que en ese momento sería la líder del partido hasta la constitución de la gestora.
Ferraz envía el calendario
Sin embargo, a día de hoy no está claro quien tendrá la mayoría de los 295 miembros del Comité Federal. Los dos sectores están llamándoles uno a uno para que participen en un día tan trascendental en la historia del PSOE y pudiera darse la situación de que acudan hasta los exsecretarios generales Felipe González, Joaquín Almunia, José Luis Rodríguez Zapatero y Alfredo Pérez Rubalcaba- los cuatro están movilizándose contra la «deriva» a la que, creen, está llevando Pedro Sánchez al partido con su empeño de formar un «imposible» gobierno alternativo al de Mariano Rajoy, y ahora convocando un congreso que puede partir al PSOE. Tienen voz y voto.
Ferraz sabe que la movilización va a ser máxima y, por eso, ha empezado a moverse, por su parte, remitiendo por e-mail a todos los afiliados un calendario del congreso… que todavía no ha aprobado el Comité Federal, denuncian los barones críticos.
Ayer, Susana Díaz habló para decir dos cosas: que la convocatoria del cónclave socialista antes de que haya gobierno es «una maniobra de distracción» de Pedro Sánchez para que no se hable de la nueva debacle electoral del PSOE, esta vez en Galicia y País Vasco, y que ella no ha abandonado su idea de liderar el partido, pero no con el calendario que quiere Sánchez.
Díaz, dispuesta a ser «cabeza»
«Estaré donde me pongan mis compañeros, en la cabeza o en la cola», avisó la presidenta andaluza, que no dudó en mostrar su malestar por las palabras de Sánchez el día anterior. Criticó que acuse a los barones de tener un proyecto para el PSOE «subalterno» del PP, porque «ningún compañero lo es, y menos el PSOE-A». «Alguna responsabilidad tiene que tener la dirección» en la pérdida de elecciones. «No me parece de recibo culpar a aquellos que ganamos elecciones», concluyó.
Por su parte, Sánchez insistió en que él quiere un PSOE «autónomo» y de izquierda, y si tuviera que elegir terceras elecciones o que los socialistas se abstengan para que gobierne Rajoy, prefiere lo primero. De hecho, acusó a los discrepantes incluso de haber «puesto en cuestión las decisiones que ha tomado el Comité Federal», en referencia al «no» a Rajoy refrendado en todas sus reuniones desde el 28 de diciembre diciembre de 2015. «Ha llegado la hora de votar» en el 39 Congreso, dijo, y que «a partir de la pluralidad» de voces se tome una decisión y que esa decisión se cumpla». «La heterogeneidad de voces», incidió, «impide que me pueda dirigir con credibilidad» a Podemos y Ciudadanos y que «el PP se mueva», ya que lo que hace es esperar a que los barones se impongan al secretario general.
Igual que en 1979
Si los presidentes autonómicos del PSOE propugnan que se deje gobernar al PP, «¿-por qué llaman reflexión cuando quieren decir abstención?», preguntó. Les pidió que lo expliciten, «hablen claro» y, en su caso, asuman la responsabilidad de que el partido adopte esta posición, y no se la dejen a él. «Como líder no se me puede imponer una decisión que no comparto para administrarla», subrayó, uniendo así las primarias al debate sobre la posición del PSOE y reiterando su tesis de que es una «cuestión esencial para el futuro de la socialdemocracia» en España.
Es más, Pedro Sánchez compara la decisión que él ha tomado de convocar el 39 Congreso con la que tomó Felipe González en el 28 Congreso (mayo de 1979), de abandonar el marxismo. Lo que ocurre es que González dimitió en ese cónclave porque el partido se negaba a ello y forzó la convocatoria de otro congreso extraordinario, en septiembre de ese año, en el que González retomó la Secretaría General del PSOE.