Se han presentado los proyectos para la remodelación de la Plaza de España. Un proyecto urbanístico que podría ser el primer paso para cambiar la cara del centro de Madrid
La Plaza de España es una de las más grandes y céntricas de Madrid. Constituye un nudo que une el eje Gran Vía – Princesa con los alrededores del Palacio Real y los Jardines de Sabatini, está rodeada de edificios emblemáticos y se halla en una animadísima zona llena de teatros, cines, bares y restaurantes. Y, sin embargo, hace mucho que se le considera –y no sin razón– un espacio incómodo, poco agradable, que no invita a pasear por él y que conecta mal con sus alrededores.
Por ello, la reforma de esta plaza se ha convertido en uno de los grandes proyectos del actual gobierno de la ciudad. El proceso comenzó en enero de este año con una consulta popular (realizada a través de internet, encuestas en papel y el teléfono de atención a la ciudadanía 010) en la que participaron cerca de 30.000 personas. De las respuestas a las 18 preguntas de esta encuesta surgieron algunas de las directrices que los proyectos de reforma de la plaza tendrán que cumplir. Por ejemplo, mantener el monumento a Cervantes en su ubicación actual, reducir el tráfico de coches, o peatonalizar el paso elevado de la calle Bailén para unirlo con el Parque del Oeste y los Jardines de Sabatini. El objetivo final sería que la plaza se convirtiese en una parte de un gran corredor verde que lleve de la Casa de Campo a Madrid Río– de hecho, convertirla en una punta de lanza de ese espacio verde hacia el centro de la ciudad.
Tres ejes
No son premisas fáciles de cumplir, pero pese a ello se han presentado setenta proyectos de reforma, que compiten por ser elegidos. Proponen soluciones de lo más variado para los problemas de la plaza, pero la mayoría tienen en común varios rasgos. Aumentar las zonas verdes, proporcionar espacios para la música y las artes, facilitar el paseo o redistribuir el tráfico en la zona (evitar que los peatones tengan que acceder a la Cuesta de San Vicente por el mismo paso bajo el puente que usan los coches parece una constante) son algunas de las líneas maestras de casi todos los proyectos hechos públicos.
Un muy buen ejemplo de cómo algunos de estos proyectos llegan a soluciones francamente imaginativas e innovadoras es el que se ha presentado bajo el título de «Redibujando la plaza». Este pretende convertir la plaza en parte de tres ejes. El ya mencionado eje verde, conectándola con parques y creando espacios naturales y arbolados. Un eje comercial, a través de la peatonalización, desviando el tráfico hacia los laterales de la plaza y disminuyendo su caudal, creando «calles verdes» en el centro de la ciudad que atraigan a los paseantes. Y un eje cultural, que pretende construir espacios de creación y de ocio que convivan entre sí, atiendan a las necesidades de los vecinos y aumenten el uso de la plaza. Así, la Plaza de España se convierte en un «elemento integrador».
Uno de los objetivos de la reforma es que la plaza se convierta en un espacio verde en todos los sentidos
Pero, más allá de estos ejes de actuación, hay dos elementos que distinguen a este proyecto. El primero, el más visualmente llamativo y singular es la pasarela. Esta es un elemento que ayuda a solventar una de las principales dificultades de esta plaza: el fuerte desnivel respecto a la calle Bailén y el Palacio Real. Pero se trata de mucho más que de una vía de entrada al parque. El proyecto plantea una serie de senderos peatonales que recorran la plaza a una altura variable (con un mínimo de 6 metros), permitiendo pasear entre las copas de los frondosos árboles. Y no serán espacios sólo de paso, sino que con ellos se generan espacios para el arte, el descanso, la improvisación musical y hasta los videojuegos en red.
El otro elemento distintivo es la enorme atención a la sostenibilidad. Para empezar, los pilares de la pasarela estarán realizados con aluminio procedente del reciclado de latas. En segundo lugar, la plaza contará con un sistema de recogida del agua de lluvia, que se almacenará en depósitos y servirá para alimentar grifos y aspersores. Finalmente, y como propuesta más innovadora, está el sistema de ahorro de energía. La plaza generará su propia energía gracias a&hellip- los peatones (y los ciclistas). Bajo las baldosas se colocarán mecanismos de presión que se activarán con las pisadas, poniendo en marcha dinamos que generarán una energía que será almacenada. Así, el propio movimiento de personas por la plaza contribuirá al ahorro energético y las huellas de pisadas reducirán la huella de carbono. El objetivo es que la Plaza de España se convierta en un espacio verde en todos los sentidos.