Page y Puig desean que el Comité Federal deje margen a Iceta para volver con la mayoría
En el «aparato» del PSOE ya no se discute si este domingo el Comité Federal va a facilitar la investidura de Mariano Rajoy, que lo hará, sino cómo tiene que ser su resolución– es decir, si debe cambiar a las claras el vigente «no» al PP por una abstención de los 84 diputados del Grupo Socialista o si, por el contrario, debe referirse solo a «evitar terceras elecciones». Quienes apoyan esto último creen que así se atraería al PSC.
A 48 horas del histórico cónclave, la primera opción cuenta con las de ganar porque la defienden el presidente de la gestora, el asturiano Javier Fernández- Susana Díaz y la poderosa federación andaluza- Guillermo Fernández Vara y el PSOE extremeño, y una buena parte de cuadros. Todos quieren transmitir un mensaje «claro», en particular Díaz, quien se juega su futuro en el envite. Aspira a la Secretaría General en el próximo congreso y cualquier cesión sería interpretada internamente como señal de debilidad- justo lo que no desea.
Enfrente, varios barones que han venido siendo socios de ella en su estrategia para frenar a Sánchez la están aconsejando evitar una política de tierra quemada. Entienden que, una vez aceptado tácitamente por el sanchismo que va a ser minoría este domingo, el debate es cómo integrar los restos- sobre todo el PSC, que aporta siete de los, aproximadamente, doce diputados díscolos dispuestos a mantener el «no» y romper la disciplina de voto en la investidura.
Los presidentes de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page- Comunidad Valenciana, Ximo Puig- y Aragón, Javier Lambán, así como el influyente Eduardo Madina, aspiran a aprovechar la ventana de oportunidad abierta por Miquel Iceta, primer secretario del PSC. Iceta se avendría a aprobar el domingo una resolución que hable de evitar elecciones y, luego, que la gestora disponga la abstención de una docena de los 77 diputados del PSOE porque, eso sí, los 7 del PSC no se bajarán del «no».
Creen que lo inteligente por parte de la gestora es eso: salir del Comité federal el domingo con una resolución aprobada por abrumadora mayoría y diluir el posible «no» de Pedro Sánchez y sus cuatro fieles -Susana Sumelzo, Margarita Robles, los dos diputados baleares y el canario Franchi- en el «no» generalizado del grupo menos los doce diputados señalados.
En contraste con un PSOE que evoluciona hacia la abstención, el PSC no varía su postura. De hecho, y partiendo de la base de que diga lo diga el Comité Federal el PSC votará «no» -algo que ratificarán en un Consejo Nacional extraordinario-, el partido en Cataluña comienza a adoptar una estrategia paliativa, tratando de minimizar los daños que esta divergencia podría producir.
PSC: «Nos necesitamos»
Pese a las voces que han abogado por replantear la relación con el PSOE -tal y como sugirió Núria Parlon durante la campaña de las primarias que disputó a Miquel Iceta- es mayoritaria la idea en el PSC de que es mejor tratar de superar este desencuentro sin causar destrozos. «Los socialistas catalanes necesitamos a los socialistas españoles y los socialistas españoles necesitan a los socialistas catalanes», explicaba ayer en los pasillos del Parlamento catalán el diputado Jordi Terrades, convencido de que la relación entre ambos partidos, pese a la tensión actual, no está en peligro.
En el PSC se tiene el convencimiento de que ahora mismo -con una marca electoral bajo mínimos y siete diputados en el Congreso frente a los 25 que se llegaron a sacar en 2008- la posibilidad de una ruptura, que llevaría al PSOE a presentar listas propias en Cataluña, sería catastrófica. El primer secretario Miquel Iceta, tras reafirmarse en el «no» señalaba en una entrevista con «El Diario Vasco» que «no ve futuro a una federación catalana del PSOE al margen de lo que hoy es el PSC después de más de 35 años de relación federal».