Uno de los 450 rayos caídos ayer afectó a la Torre de Hércules, que tuvo que ser cerrada
Lo peor de la sucesión de borrascas que en los últimos días han afectado a Galicia ha pasado. Después de varias jornadas con alerta roja y naranja, tan solo la costa continúa hoy en alerta amarilla, aunque los trabajos para recuperar la normalidad y reparar daños todavía se prolongarán. El PSdeG ya ha solicitado que se efectúe «tan pronto como sea posible» un balance y se aprueben ayudas para los municipios más perjudicados.
Las precipitaciones no abandonan la Comunidad en cualquier caso. Desde la Agencia Estatal de Meteorología se mantienen los avisos por viento y lluvia en La Coruña, con rachas de 80 kilómetros por hora y olas de hasta cinco metros. También se advierten de fuertes rachas en A Mariña lucense. Nada que ver, no obstante, con lo vivido durante este fin de semana y que ayer provocaba que continuaran sin luz 15.000 hogares, de los más de 100.000 que se llegaron a ver alcanzados. De ellos, más de 7.000 se localizan en La Coruña. Estas incidencias se relacionan con la caída de árboles y ramas sobre el tendido eléctrico que rompen postes y cables.
A lo largo del domingo, Pontevedra fue la provincia más afectada. Durante la madrugada, el Centro de Atención a las Emergencias del 112 Galicia gestionó 107 incidentes en diversas localidades, 36 de ellos localizados en A Estrada. En el norte de las provincias de La Coruña y Lugo, lo más destacado fue el alto número de rayos que cayó. Se contabilizaron hasta 471 desde Meteogalicia, que remitieron a partir del mediodía. Uno de ellos impactó en la Torre de Hércules. Su instalación eléctrica quedó dañada y, aunque fue resuelto con celeridad, se decidió que permaneciese clausurada por seguridad durante todo el día. Según explicó el edil que preside el Consorcio de Turismo, Alberto Lema, se revisó la instalación de este monumento Patrimonio de la Humanidad.
Otra infraestructura dañada, el estadio de Balaídos, que obligó a suspender el Celta-Real Madrid que debía disputarse ayer, ya ha generado una polvareda política. El concejal del PP vigués Miguel Fidalgo exigió al alcalde olívico, Abel Caballero, que deje de «mentir» y de «manipular e intentar engañar a la opinión pública» sobre el estado «lamentable y deplorable» de la grada de Río del recinto.