Los ingenieros están simulando los peores escenarios para poner a prueba a una de las nuevas cápsulas espaciales que traerán a los astronautas de vuelta a la Tierra
El impacto de un armatoste de 13 toneladas de peso, tras una caida de cerca de diez metros, no es un aterrizaje suave. Pero los ingenieros de la NASA y de la compañía Boeing están muy interesados en reproducirlo una y otra vez.
Su intención es poner a prueba la seguridad del CST-100 Starliner, el pequeño módulo espacial que traerá en el futuro a los astronautas de la Estación Espacial Internacional o de cualquier otra nave espacial situada en las proximidades de la Tierra.
Lo habitual en estas pruebas es que seis grandes «airbags» absorban el impacto y estabilicen la nave. Pero tendrán que demostrar su capacidad en seis aterrizajes en los que los ingenieros simularán las peores condiciones posibles: los ángulos de aterrizaje más inconvenientes posibles y las velocidades más altas.
«Tenemos que verificar la capacidad de aterrizaje de la cápsula y las condiciones del suelo para asegurar que el vehículo será estable y que la tripulación estará segura bajo las condiciones esperadas tras la apertura del paracaidas», ha explicado Preston Ferguson, ingeniero de pruebas de Boeing, el desarrollador del aparato.
Antes de comenzar estas pruebas de tierra, llevadas a cabo en el centro de Investigación Langley, en Virginia, Estados Unidos, los científicos han tenido que ponerse en remojo. El equipo de desarrollo hizo pruebas en una piscina de unos seis metros de profundidad para simular situaciones de emergencia durante el lanzamiento o la llegada de la nave.
Una vez reunidos todos los datos y los análisis pertinentes, llegará el momento de los desgraciados dummies, los muñecos de pruebas que harán el papel de astronautas sometidos a intensas aceleraciones e impactos.
Los afortunados serán un dummie de 47 kilogramos, y que representará a una mujer, y otro mas pesado, de 100 kilogramos.
Con estas pruebas, la NASA avanzará el Programa de Tripulaciones Comerciales en las que las empresas Boeing y Space X ponen a prueba al Starliner y al Dragon, respectivamente, con la finalidad de traer a los astronautas de vuelta a la Tierra desde órbitas próximas al planeta.
El CST-100 puede llevar hasta siete pasajeros, o a varios pasajeros y carga. Aparte de otras muchas innovaciones, el módulo tiene la gran ventaja de poder acoplarse a varios tipos de cohetes.