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Diez conversaciones que ha mantenido Trump con mandatarios internacionales

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Donald Trump mantiene una conversación telefónica con Vladimir Putin – REUTERS
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Desde que llegó a la Casa Blanca, el 20 de enero, el nuevo presidente ha tenido conctactos, algunos muy controvertidos, con Australia, México, Rusia, Turquía y España

Desde que Donald Trump fue nombrado presidente de EE.UU. ha mantenido una amplia y activa ronda de conversaciones, algunas en persona pero en su mayoría vía telefónica, con algunos de los mandatarios con más peso internacional, pero también con algunos con cuyos países mantiene abierto algún frente político, como es el caso de México. A continuación hacemos un repaso por algunas de ellas.

22 y 27 de enero: Theresa May, premier de Reino Unido. Ha sido la única mandataria internacional con la que hasta el momento ha mantenido además de una conversación telefónica (22 de enero) un contacto en persona. Para ello, la primer ministro se trasladó a Washington el 27 de enero, tan solo una semana después de la toma de posesión de Trump. Entre los temas que trataron ambos mandatarios se encuentra la relación de EE.UU. con la OTAN, organización a la que había criticado duramente el magnate. Tras su reunión con May, Trump aseguró que apoyaba «al 100% a la OTAN». También se habló del tema de las saciones impuestas a Rusia, que parecía que el nuevo nuevo mandatario estaba dispuesto a suavizar o suspender según algunas de sus declaraciones semanas anteriores. Tras verse con la premier británica, y en declaracioens oficiales, Trump aseguró que todavía era «pronto» para abordar ese tema. Afirmación que coincidía con la postura de May que, durante la rueda de prensa, afirmó que las sanciones económicas a Rusia «deben continuar».

27 de enero: Enrique Peña Nieto, presidente de México. Ese mismo día 27. Donald Trump habló con su homólogo del país vecino, una de las conversaciones más esperadas tras los ataques contra México, al que responsabilizó de haber hecho mucho daño a EE.UU., y después de haber firmada la polémica orden ejecutiva para construir un muro a lo largo de toda la frontera, que, por supuesto, iba a pagar México. Una orden que provocó la suspensión del viaje que tenía previsto realizar Peña Nieto a Washington el 31 de enero. La única vía abierta que quedaba ya, tras agrios enfrentamientos, fue la teléfonica. Una llamada realizada a requerimiento del presidente de México, y que duró alrededor de una hora.

Enrique Peña Nieto
Enrique Peña Nieto

Según un comunicado oficial de la Presidencia de México, «los Presidentes tuvieron una conversación constructiva y productiva en torno a la relación bilateral entre ambos países, incluyendo el tema del déficit comercial de Estados Unidos de América con México, la importancia de la amistad entre nuestras naciones, y la necesidad de que nuestros países trabajen juntos para detener el tráfico de drogas y el flujo ilegal de armas. Con respecto al pago del muro fronterizo -continúa el comunicado-, ambos Presidentes reconocieron sus claras y muy públicas diferencias de posición en este tema tan sensible, y acordaron resolver estas diferencias como parte de una discusión integral de todos los aspectos de la relación bilateral. Los Presidentes también convinieron por ahora ya no hablar públicamente de este controversial tema».

28 de enero: Shinzo Abe, primer ministro de Japón. Un día después, sábado, el presidente Trump tuvo una sesión maratoniana de llamadas telefónicas con mandatarios internacionales. Una ronda que abrió el primer ministro japonés Shinzo Abe, con el que tiene además previsto reunirse este fin de semana en su residencia de Florida. Durante su conversación, el 28 de enero, ambos mandatarios intentaron reforzar su alianza, y Trump reafirmó el compromiso de EE.UU. con la seguridad de Japón. Además, y según un comunicado de la Casa Blanca, Trump y Abe acordaron que «consultarán y cooperarán ante la amenaza que supone Corea del Norte». En ese sentido, el presidente y el primer ministro abordaron la «inminente» visita que el nuevo secretario de Defensa de EE.UU., el general retirado James Mattis, tenía previsto hacer a la región, incluido Japón. «Ambos líderes también se comprometieron a profundizar el comercio bilateral y la relación sobre inversiones».

28 de enero: Vladímir Putin, presidente de Rusia. Una de las llamadas más esperadas era la que Trump tendría con el líder ruso, con el que el presidente de EE.UU. parece mantener una buena sintonía a tenor de muchas de sus declaraciones. La llamada, el 28 de enero, abría un nuevo periodo de colaboración entre Washington y Moscú, después de las fuertes tensiones con el Gobierno de Obama y de las injerencias de Rusia en las elecciones presidenciales de EE.UU., que Trump ha insistido en negar a pesar de los informes de la CIA y del FBI.

Vladímir Putin
Vladímir Putin– AFP

Según informó el Kremlin, ambos líderes hablaron sobre su «disposición para trabajar de manera conjunta y activa en la estabilización y el desarrollo de la cooperación entre Rusia y EE.UU.». El objetivo es la colaboración en asuntos como la lucha contra el terrorismo, la inestabilidad en Oriente Medio, el conflicto árabe-israelí, la no proliferación de armas nucleares, Corea del Norte y el programa nuclear de Irán. Trump y Putin también hablaron, según Moscú, de los aspectos fundamentales de «la crisis en Ucrania», donde también cooperarán, lo que mantiene la puerta abierta sobre un hipotético levantamiento de sanciones de EE.UU. a Rusia por sus actividades en Ucrania.

Los mandatarios también se comprometieron a priorizar los esfuerzos contra el terrorismo y a establecer una «coordinación real» en la lucha contra Daesh en Siria. La llamada duró 50 minutos, tuvo un tono «positivo», acordaron mantener «contactos personales regulares» y que van a trabajar para fijar la fecha y lugar de un encuentro en persona.

28 de enero: Angela Merkel, canciller de Alemania. En esa ronda de llamadas, también se encontraba la mandataria alemana, con la que es sabido que Trump discrepa en temas tan importantes como el de la inmigración. En la imagen que la Casa Blanca difundió de la llamada de Trump a Merkel, solo aparecen en escena Priebus y Flynn, en una señal clara de por dónde caminan las prioridades de la nueva administración. La relación entre ambos no ha sido fluida hasta el momento. Durante la campaña, Trump criticó la política de acogida de refugiados de Alemania, que calificó de «error catastrófico» en una entrevista con «Bild», donde sin embargo también denominó a Merkel como «de lejos, la líder más importante de Europa». Merkel, por su parte, ha sido cauta con Trump, con quien dijo estar dispuesta a cooperar «de cerca» si respeta los «valores comunes» de Alemania y EE.UU. como «la democracia, la libertad y el respeto por la ley y por la dignidad humana, sin distinción de color de piel, religión, género, orientación sexual o pensamiento político».

Sobre un hipotético levantamiento de sanciones a Rusia, ha defendido, en la misma línea que Francia y el resto de la Unión Europea, que dependerán del cumplimiento del acuerdo de Minsk.

28 de enero: François Hollande, presidente de Francia. La postura del presidente francés respecto al nuevo líder de EE.UU. se asemeja a la de su homóloga alemana y Reino Unido en algunos temas, como la inmigración y las sanciones a Rusia, respectivamente. Al igual que May, Hollande le dijo a su homólogo estadounidense que las sanciones a Rusia solo podrían desaparecer si Moscú se adhiere a cumplir los términos del acuerdo de paz de Minsk sobre el Este de Ucrania, algo que Trump no ha señalado en ningún momento como una condición para revisar las medidas punitivas. Además, también advirtió que su Gobierno debe respetar el acuerdo nuclear con Irán.

Desde Lisboa, donde asistía a una cumbre de los países del Sur de Europa, Hollande aseguró que Trump fomenta «el populismo e incluso el extremismo». El presidente francés defendió que hay que «responder» de forma «firme» a Trump cuando aplaude el Brexit como modelo para otros países -el viernes dijo que era algo «maravilloso»- o cuando cuestiona la necesidad del acuerdo contra el cambio climático.

Merkel y Hollande coinciden en los «desafíos» que Trump supone en la defensa de «sociedades libres» y del «libre comercio»

Hollande se había reunido el día anterior en Berlín con Merkel, el mismo día en el que Trump firmaba una orden ejecutiva para impedir la entrada de refugiados en EE.UU. y de viajeros de siete países de mayoría musulmana. Ambos coincidieron en los «desafíos» que Trump supone en la defensa de «sociedades libres» y del «libre comercio», otra de las batallas del presidente estadounidense.

28 de enero: Malcolm Turnbull, primer ministro de Australia. Hasta ahora ha sido la llamada más polémica de Trump, pues según algunso medios, el presidente de EE.UU. llegó a colgar el teléfono a su homólogo australiano, algo que tuvo que salir a desmentir el propio Turnbull, que sin embargo admitió que el tono de la conversación no fue ni mucho menos amigable. El tema que caldeó la conversación al parecer fue el de la inmigración y el compromiso que había adquirido la Administración de acoger a 1.250 refugiados sirios, nacionalidad que ha sido vetada de manera permanente a través de la orden ejecutiva firmada por Trump.

Malcolm Turnbull
Malcolm Turnbull– REUTERS

De acuerdo con el «The Washington Post», que cita a altos cargos bajo condición de anonimato, Trump le dijo a Turnbull que el acuerdo al que había llegado con Obama era «el peor acuerdo de la historia» y se quejó de que, de cumplirlo, lo iban a «matar» políticamente en Estados Unidos, informó entonces Efe.

Además, Trump acusó a Australia de querer exportar «al próximo atacante de Boston», en referencia a los terroristas que atentaron en 2013 durante una maratón en esa ciudad, al pretender enviar a 1.250 refugiados que en ese país están encerrados en centros de detención.

El empresario neoyorquino le hizo saber a Turnbull que la conversación que estaban manteniendo era «de lejos la peor» de las cinco que había sostenido ese día con mandatarios internacionales, incluido el ruso Vladimir Putin.

Trump dio entonces por terminada una conversación que se suponía debía durar una hora y tan solo fue de 25 minutos.

4 de febrero. Paolo Gentiloni, primer ministro de Italia. El primer ministro italiano, Paolo Gentiloni, y el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, mantuvieron el sábado 4 de febrero una conversación telefónica en la que hablaron sobre la OTAN y la lucha contra el terrorismo. La sede del Gobierno italiano informó de que durante la conversación entre ambos líderes se abordó el estado de las relaciones bilaterales entre Italia y Estados Unidos.

Palazzo Chigi, sede de la presidencia del Consejo de Ministros, indicó que Gentiloni habló a Trump de «la importancia fundamental del papel de la OTAN y de la colaboración entre Europa y Estados Unidos para la paz y la estabilidad», informa Efe. Y esto lo hicieron en relación con «los desafíos y amenazas para la seguridad común», agregó la sede del Gobierno italiano en un comunicado.

Gentiloni y Trump «reafirmaron el compromiso sin tregua en la lucha contra el terrorismo y el radicalismo y los esfuerzos por alcanzar una solución de la crisis en Ucrania, por la paz en Oriente Medio, en Siria y, especialmente, en el Norte de África».

El primer ministro italiano informó a Trump del reciente acuerdo alcanzado entre Roma y las autoridades libias de Trípoli para combatir el tráfico de personas y «a favor de políticas de acogida y de regulación de los flujos migratorios». Y esto, precisó el comunicado, «dentro del respeto de los derechos humanos y del derecho de asilo».

7 de febrero. Mariano Rajoy, presidente de España. En una conversación que duró apenas 15 minutos, el presidente español y el estadounidense hablaron sobre la lucha contra los terroristas de Daesh, la economía, el proyecto europeo, el funcionamiento de la OTAN y el refuerzo de las relaciones entre ambos países. Rajoy también le expresó a Trump que el Gobierno español que preside «trabaja con estabilidad». Ante el interés de Trump, Rajoy le explicó que la economía española «está creciendo por encima del 3%», según la nota informativa difundida desde el Palacio de la Moncloa. El presidente Rajoy se ofreció además a Trump como interlocutor de Estados Unidos para Europa y América Latina. Una propuesta que no fue muy bien recibida por algunos líderes de la región, como el presidente de Bolivia Evo Morales.

Mariano Rajoy
Mariano Rajoy– EFE

Durante la charla entre ambos dirigentes, el presidente de Estados Unidos expresó a Rajoy la necesidad de reforzar la coordinación para combatir con eficacia a los yihadistas de Daesh, una de las grandes prioridades de Trump para su mandato. Como se encargó de señalar minutos antes de la comunicación telefónica el secretario de Prensa de la Casa Blanca, Sean Spicer, el presidente norteamericano iba a hablar con Rajoy en la confianza de seguir contando con España como uno de sus mejores aliados en materia antiterrorista.

Con relación a la colaboración atlántica y el desarrollo de los acuerdos entre ambos países, Trump y Rajoy se mostraron satisfechos con la utilización conjunta de las dos bases estadounidenses en suelo español, las de Morón y Rota. Además, ambos abordaron la situación de la Alianza Atlántica, criticada repetidas veces por el nuevo presidente de Estados Unidos. Los dos presidentes se citaron para verse en mayo en Bruselas, donde coincidirán en la reunión de líderes de esta organización de seguridad.

Sobre el proyecto europeo, cuando Trump preguntó a Rajoy, éste le mostró su convicción de que «se fortalecerá los próximos meses, con ayuda de España».

7 de febrero, Recep Tayyip Erdogan, presidente de Turquía. En la conversación entre el mandatario estadounidense y su homólogo turco, Trump trató a Turquía como un aliado estratégico de la OTAN y agradeció «el compromiso compartido de combatir el terrorismo en todas sus formas».

Según fuentes de la presidencia turca, Erdogan pidió a Trump que no apoyara al kurdosirio Partido Unión y Democracia (PYD), ni a su brazo armado Unidades de Protección del Pueblo (YPG), al que Ankara considera una filial del grupo amado Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), catalogado como terrorista por Estados Unidos. Ambos mandatarios también conversaron sobre las operaciones contra los yihadistas en las ciudades sirias de Al Bab, asediada por fuerzas turcas y milicias aliadas al régimen sirio, y Raqqa, donde las milicias kurdosirias y árabes han lanzado una ofensiva con apoyo de EE. UU.

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