Trucos para tener nuestras propias especies hortícolas y frutales en el hogar
Los huertos urbanos suponen una forma propia de alimentarse, una tarea con la que sentirse autosuficientes y también son considerados como parte del ocio diario. Existen diferentes modalidades según donde se encuentren: huertos urbanos de jardín, de campo, de terraza o balcón, y cada modalidad marca en gran medida las posibilidades de su uso.
Fernando Cuenca Romero, CEO de Condelmed, S.L. (www.condelmed.com), coordinador del portal www.elhuertourbano.net y colaborador de la revista Terralia y la web de Nutrition et Santé Iberia S.L. (www.cerealbio.es/huerto-urbano), da las pautas para conseguir nuestras propias frutas, hortalizas o verduras, algo muy de moda hoy en día, pero con pocos interesados que se atrevan a dar el paso definitivo.
Consideraciones a tener en cuenta
Lo primero es ver los condicionantes de la vivienda para adaptar el huerto a las posibilidades reales y sacarle el máximo partido.
Se debe prestar atención a la zona geográfica– ésta marcará la climatología reinante y la duración de los diferentes periodos, ya que «no es igual cultivar en una zona del centro de España con una climatología continental, que en la costa de Andalucía con un clima mediterráneo y, en algunos puntos, incluso subtropical», aclara el experto.
Lo segundo es observar las características de nuestra vivienda para intuir el tipo de huerto que se puede tener. Fernando Cuenca explica que «si se cuenta con un jardín, se puede reservar una zona para adecuarlo como huerto, plantando hortícolas, frutales, aromáticas e incluso algunas plantas ornamentales, en función del espacio disponible. En este caso, se puede plantar directamente sobre la tierra del jardín».
Si por el contrario vivimos en un edificio, sólo se tiene la opción de la terraza o el balcón. Aquí, la orientación y dimensiones del mismo jugarán un papel muy importante. En estos casos, «se cultiva en macetas y jardineras, así como en macetas colgantes si procede, para el cultivo de fresas, por ejemplo», comenta el profesional.
¿-Se puede tener un huerto en todas las viviendas?
Inicialmente, la respuesta es sí. Los recipientes donde se cultivan plantas ornamentales sirven para este cometido. Estas plantas pueden ser sustituidas parcial o totalmente por hortícolas, aromáticas e, incluso, algún frutal.
Además, muchas empresas fabricantes de productos para la jardinería han incluido en su catálogo productos adaptados para el huerto urbano. «Varios ejemplos de ello son las mesas de cultivo, sustratos especiales para hortícolas, herramientas de mano o fertilizantes especiales para frutales y hortícolas», afirma Fernando Cuenca.
«Una semilla es una &lsquo-carga genética&rsquo- que si se rodea adecuadamente de aquellos elementos como temperatura, humedad, sustrato, fertilizante, luz e incluso las labores propias de cultivo (siembra, trasplante, poda, tutorado), dará como resultado una planta sana y vigorosa. Para ello, es necesario el compromiso del cultivador, ya sea profesional o aficionado», manifiesta Cuenca.
Cada tipo de planta aporta unas características de cosecha. Las hortalizas de hoja, como su nombre indica, nos dan sus hojas para recolectarlas. Lechugas, acelgas, espinacas son un claro ejemplo. Las zanahorias, rábanos, apio, chirivía, ajos, patatas, cebollas son denominadas hortalizas de raíz. Y tomate, pimiento, pepino, berenjena, melón, calabacín&hellip-, de fruto.
Aun así, se debe sopesar el espacio disponible, la orientación del balcón o la cantidad de luz aprovechable a lo largo del día. «Un balcón muy sombrío será ideal para cultivos como la acelga, lechuga, rúcula&hellip- y no tanto para tomates o berenjenas, por ejemplo», asegura el experto.
Trucos para saber qué cultivar y cómo
— El espacio, la ubicación y los recipientes de cultivo pueden limitar los productos del huerto. «Un buen consejo es pasear por los campos colindantes a la zona para ver cuáles son las especies más apropiadas, ya que los agricultores cultivan las especies que mejor se desarrollan por las características del lugar», explica Cuenca.
— En las floristerías o centros de jardinería se pueden adquirir las semillas, planteles, sustratos y recipientes más adecuados según las necesidades. Además, se puede recurrir a los consejos y el asesoramiento de sus profesionales.
— Siempre oímos la frase de «comprar fruta y hortalizas de estación o de temporada». Esta expresión es clave aplicada al huerto urbano. «En él no suele haber invernaderos, por lo que debemos optar por aquellos cultivos propios de la estación del año en la que nos encontramos», comenta Fernando Cuenca.
— El clima es un factor importante. «Por ello, en verano evitaremos los cultivos propios de invierno como son la alcachofa, las coles, las habas&hellip- y optaremos por los de clima cálido, que por otra parte componen el catálogo más grande: tomates, berenjenas, pimientos, pepinos, calabacín, fresas, rabanitos o cebollas, por ejemplo», explica el profesional.
— Riego: evitar el encharcamiento, riegos moderados para mantener el sustrato húmedo, sobre todo en las épocas de mayor calor y crecimiento de la planta.
— Luz: evitar tener las plantas apiñadas para que crezcan más compactas. Mantenerlas bien aireadas ayuda a que crezcan más sanas porque las plagas y enfermedades tendrán peores condiciones para su desarrollo.
— Tierra: elegir normalmente los sustratos porosos y que drenen bien, fertilizados y sobre todo poner a disposición de la planta la mayor cantidad posible.
— Abonado: frecuente y en dosis bajas. Como nosotros, las plantas también deben comer cada día y nunca en cantidades excesivas.
— Por otra parte, hay que saber que cada especie abarca muchos subtipos. «Por ejemplo, al hablar de tomates, se pueden clasificar en &lsquo-rama&rsquo-, &lsquo-tipo pera&rsquo- o &lsquo-cherry’, y al hablar de pimientos encontramos &lsquo-del piquillo&rsquo-, &lsquo-lamuyo&rsquo-, &lsquo-italiano&rsquo- o &lsquo-de padrón&rsquo-», cuenta Cuenca.
— Si se quiere plantar algún frutal, este dará su cosecha en la época propia y estará en el huerto durante varios años. Al contrario de lo que pasa con las hortícolas, que suelen estar en el huerto unos cuatro meses.
— Hay que conocer la variedad que se va a sembrar y las condiciones propias de cada una. Estos datos vienen bien indicados en el propio sobre de la semilla.
— Es muy importante que una vez esté realizada la siembra, no le falte humedad al sustrato hasta que la germinación esté completada y las plántulas tengan de dos a cuatro hojitas verdaderas (los cotiledones no cuentan). «Por lo tanto, si nos vamos de vacaciones, el mejor consejo es esperar a la vuelta y en vez de partir de semilla, comprar plantones en un centro de jardinería. Con ello conseguiremos recuperar el tiempo perdido e incluso adelantar el cultivo», recomienda Cuenca.
— No hay que pensar que un huerto en casa es una imitación de mala calidad. «Podemos afirmar que si prestamos atención al cultivo, conseguiremos productos incluso mejores que los que salen del campo. Es una gozada comerse una fresa, un tomate o un rabanito recién recolectado. Como en todo, cuando las cosas se hacen bien, los resultados también son buenos», cuenta el experto.
— En todos los casos, se debe tener cuidado con el riego y la normativa del vecindario.
— Conocer lo mejor posible la especie cultivada no solo ayudará a sacarle el máximo rendimiento, sino también a evitar frustraciones y contemplar su muerte, no como un fracaso, sino como parte del ciclo de lo que sucede en nuestro huerto urbano.