Culturas

Cómo llenar de vida el estand de ABC Cultural

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De izquierda a derecha, Estefanía Martín Sáenz, Javier Conde, Olga de Dios, José Antonio Vallejo, Ana Barriga, Federico Sposato, Manuel Antonio Domínguez y Miguel Ángel Fúnez – Ignacio Gil
ARTE

El espacio de ABC Cultural en esta edición de ARCO reunirá a varios artistas a tener en cuenta de las últimas generaciones. Once creadores que elaborarán un «Cada-VER exquisito» en común y ante el público que acuda a la feria

Una mezcla de emoción y nerviosismo –aderezada con toques de un «¿en qué lío (tan interesante) nos hemos metido?»– parece la sensación predominante entre los once artistas que participarán en «Cada-VER exquisito», la propuesta con la que ABC Cultural llenará (progresivamente) su estand en ARCO desde el miércoles.

Esas eran las apreciaciones más comentadas en el encuentro que mantuvimos estos días con ocho de los once, en Madrid. Todos manifestaban sus ganas y deseo de participar en un formato colectivo que algunos nunca habían experimentado y otros no practicaban desde sus tiempos de estudiantes. «La idea del cadáver exquisito es estupenda para recoger todas las diferentes facturas», comenta Miguel Ángel Fúnez(Madrid, 1988). «El trabajo de los otros te puede dar una pista, un agarre o incluso un enfoque que de modo individual no habrías tenido», añade Javier Conde(Madrid, 1972). Y el mismo proceso de ir desarrollando la obra a lo largo de todos los días de la feria –con materiales cedidos por Talens, empresa patrocinadora del estand– también les atrae: «Para los que trabajaremos al principio, ver el proceso y dar unas pinceladas al cuarto día va a ser el engranaje perfecto», nos dice Manuel Antonio Domínguez(Villablanca, Huelva, 1976). «La obra no va a ser el resultado final, va a ser el proceso», opina José Antonio Vallejo (Madrid, 1984).

El abismo atrae

A algunos, sin embargo, les preocupa cómo encajará su estilo en los confines del espacio. «Dada mi forma de trabajar, pensé &ldquo-están locos al invitarme a este proyecto&rdquo-», dice entre risas Ana Barriga (Jerez de la Frontera, 1984), inquieta por si su uso del espray y del esmalte resulta demasiado engorroso. «A mí me da pánico, porque es todo lo opuesto a lo que yo he hecho: yo trabajo con mi cuerpo, trabajo solo, no dejo rastro», confiesa Federico Sposato (Mar de Plata, Argentina, 1984).

Sin embargo, a otros esa tensión les llama. «A mí es que esa mirada a los abismos siempre me ha atraído, así que no me producen terror ciertas cosas. Al contrario, me excitan mucho», cuenta Vallejo. E incluso hay a quien le invita a innovar. Es el caso de Fran Ramírez (Herrera, Sevilla, 1984), quien nos contaba por teléfono: «No había probado nunca todavía lo que tengo en mente, y voy a aprovechar el cadáver exquisito para el nuevo paso que quiero dar en los &ldquo-collages&rdquo- que realizo en mis propios dibujos».

La interacción con otros artistas y el impulso para innovar y probar cosas nuevas son algunos de los atractivos de la propuesta

Trabajar delante de los visitantes de la feria es una de las cuestiones que más parece preocupar a casi todos. «Estar haciéndolo con una persona que te mira, que te va a estar preguntando&hellip- Ese tipo de cosas sí que me generan algo de miedo», confiesa Domínguez, que también considera que tiene su lado positivo: «Esto funciona muy bien porque la gente necesita ver la ejecución». Estefanía Martín Sáenz(Bilbao, 1982) coincide en el nerviosismo: «Es lo que más cosa me da, trabajar delante de la gente, que me observen». Olga de Dios(San Sebastián, 1979) lo mira por el lado bueno: «Hay que intentar disfrutar, y aprender, y ver cómo reacciona la gente, nosotros y las personas que pasan. A mí es lo que me atrae más, es lo más diferente a lo que podemos hacer en nuestros estudios».

Pese a la presión del público, hay quien optará por la introspección y lo más personal. Concha Martínez Barreto(Fuente Álamo, Murcia, 1978) va a inspirarse en «el contraste entre la penumbra del estudio y el brillo de una feria como ARCO», en un montaje que incluirá «un maletín de pintura que es el de mi infancia, el que me trajeron los Reyes Magos cuando tenía 11 años». De Dios, por su parte, busca meter en Ifema la mirada del receptor más habitual de su obra, los niños (es ilustradora de libros infantiles): «Mi reto era acercar la reflexión de mi público, la manera que tienen los niños de disfrutar del arte contemporáneo».

Suma de miradas

Algo en lo que están de acuerdo todos es en que el interactuar entre ellos es uno de los grandes atractivos del proyecto. «Lo rico y lo interesante que va a tener es la suma de las maneras de ver tan diferentes de los compañeros que vamos a pasar», afirma Rafael Jiménez (Córdoba, 1989). «Es una manera de conocer obra y gente», dice Martín Sáenz.

No cabe duda de que va a ser una suma fructífera. Sólo hay que escuchar el intercambio de ideas cuando se encuentran, ya sea sobre la necesidad de acercar a los niños a una feria como ARCO o sobre las posibilidades de abrir este tipo de proyectos a otras disciplinas, como la escultura o la fotografía. Las ideas no cesan de brotar. Tal vez en 2018. &iexcl-Hagan juego!

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