Un experimento en una universidad israelí demuestra que estos animales son capaces de manejar un vehículo
Decir que alguien tiene una memoria de pez para resaltar que es una persona olvidadiza es algo que quizá tenga que ser revisado tras conocer esta noticia. Y es unos científicos israelíes han logrado «enseñar» a conducir a un pez dorado.
Los estudiantes de doctorado Shachar Givon y de licenciatura Matan Samina, junto con los profesores Ohad Ben-Shahar y Ronen Segev, señalaron tras su investigación que «los peces tenían la tarea de ‘conducir’ el campo de visión hacia un objetivo visual en el entorno terrestre, que era observable a través de las paredes del tanque y, de hecho, podían operar el vehículo. Exploraron el nuevo entorno y alcanzaron el objetivo independientemente del punto de partida, todo mientras evitaban los callejones sin salida y corrigieron las imprecisiones de ubicación».
La luz, que se refracta a través del agua, no impidió que los peces llegaran hasta el objetivo. El experimento, por tanto, invita a pensar que la forma en que se representa el espacio en el cerebro de los peces y las estrategias que utiliza para moverse «pueden tener tanto éxito en un entorno terrestre como en uno acuático», añadieron.
La película «Buscando a Nemo» deja de tener sentido, ya que difícilmente se habría perdido el protagonista.