Economia

El sector turístico busca una hoja de ruta para salir indemne de su propio éxito

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JUAN CARLOS SOLER

Los 82 millones de visitantes extranjeros (un 8,9% más) que recibió España en 2017 reabren el debate del equilbrio entre cantidad y calidad

Algunas ciudades españolas son como parques temáticos en determinados momentos del año, ya que en ellas solo hay turistas. Este puede ser un ejemplo del creciente problema de la saturación de algunos destinos turísticos españoles en verano. Es el caso de Barcelona, Palma de Mallorca, Granada, Madrid y otras muchas, que ven abarrotadas literalmente sus calles, enclaves turísticos, restaurantes… Fruto de esta situación, se han empezado a oír voces en contra de las consecuencias que la masificación turística está provocando:subidas del precio de los alquileres por los pisos turísticos, gentrificación, cierre de negocios que no están relacionados con el turismo, masificación y un largo etcétera.

Encajar cantidad y sostenibilidad se ha convertido en un reto prioritario para un sector instalando en el éxito y convertido en el petróleo de la economía española. Nuestro país no deja de pulverizar records de llegadas de turistas internacionales: 82 millones en 2017 con un alza de un 8,9% según datos preliminares y que, de confirmarse, situarían a nuestro país en el segundo puesto por visitantes extranjeros del mundo, solo por detrás de Francia.

La paradoja es que este vigor del sector turístico, si no se consigue hacer de manera sostenible, puede tener los años contados, ya que nadie quiere visitar una ciudad en la que no se puede dar un paso sin chocarse literalmente con manadas de turistas que deambulan de un lado para el otro buscando los lugares emblemáticos.

De este modo, y para no morir de éxito, la industria turística española ha celebrado esta semana en Fitur, la gran feria del sector, los datos del nuevo récord de visitantes pero, al mismo tiempo, ha alzado la voz de alarma sobre la necesidad de ponerse a pensar entre todos, incluidos los representantes de los distintos sectores afectados (vecinos, comerciantes, etc..) la manera de gestionar los flujos de visitantes para que puedan convivir con los ciudadanos de manera sostenible.

Como ejemplo valga el dato que en las populares Ramblas de Barcelona viven apenas 100 vecinos y esta calle recibe nada menos que 100 millones de visitantes al año. Completamente desproporcionado e ingestionable.

A pesar de que este debate sea relativamente reciente en España, no lo es ni mucho menos en el mundo. Lamia Kamal Chaoui, directora de Turismo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) aseguraba esta semana en Madrid, en el marco del 9º Foro de Liderazgo Turístico organizado por Exceltur, que «el fenómeno no es solo español ni tampoco nuevo. Hace años que Venecia, Marrakech y Santorini están saturados de turistas, mucho antes de que apareciera la plataforma de alquiler vacacional Airbnb aunque, es justo reconocerlo, las plataformas han hecho que la situación se haya agravado».

Desde la Organización Mundial del Turismo (OMT), su secretario general, Zurab Pololikashvili, añade que «hay que regular pero viendo y analizando la situación de cada ciudad, porque las situaciones varían mucho de un lugar a otro ya que hay enclaves que sueñan con tener más turistas. En cualquier caso, hay que escuchar a los ciudadanos de cada una de las ciudades antes de tomar cualquier decisión».

Desde el World Travel & Tourism Council su presidenta, Gloria Guevara, apuesta por trabajar con nuevas mediciones de la satisfacción de los ciudadanos que viven en enclaves turísticos, y no solamente con el dato frío de las llegadas de visitantes.

José Luis Zoreda, vicepresidente de la patronal turística española Exceltur, pide a los poderes públicos otra gestión de los enclaves turísticos mejorando los flujos, ofreciendo tarifas más bajas para las visitas de los principales monumentos fuera de temporada. En Francia, por ejemplo, ya funciona este sistema para visitar la Torre Eiffel, así como en las autopistas de peaje de acceso a París, que son más baratas en las horas valle.

Uno de los elementos novedosos en este debate es cómo la tecnología puede ayudar a destaponar de turistas algunos destinos en determinados momentos. Valga como ejemplo Amsterdam, una ciudad que como todo el mundo supone, tiene muchas limitaciones físicas en cuanto a capacidad de turistas en sus calles y canales. La cuestión es que en la principal capital cultural holandesa utilizan aplicaciones para guiar a los visitantes a los enclaves que quieren visitar en los momentos en que están menos concurridos. Todo un acierto que sin duda están estudiando los responsables de ciudades que tienen la misma problemática.

José María Álvarez Pallete, presidente de Telefónica, aseguró en el mencionado foro que «la tecnología y los datos son el petróleo del siglo XXI, cada 18 meses se duplica la capacidad de los chips y en 4 años el 5G multiplicará por 100 la velocidad de la red y por 1.000 la capacidad, de modo que se acabará la latencia que ahora dificulta por ejemplo la conducción autónoma o la cirugía remota». Pallete explicó que su empresa ha invertido 71.000 millones de euros en los últimos años para hacer posible que, en la actualidad, más de la mitad de los ingresos de la compañía vengan de lo que él denominó el nuevo mundo, y la tendencia continúa. Para el sector turístico, el presidente de Telefónica aconsejó apoyarse en la tecnología y poner a los que más saben del negocio a pensar en clave tecnológica ya que, gracias a la tecnología, se puede saber, por ejemplo, aspectos como la nacionalidad de los visitantes más numerosos de cualquier calle o zona, como es el caso de los japoneses con la Barcelona de Gaudí o los rusos con el Monasterio de Montserrat.

En clave tecnológica

Desde Amadeus, la principal tecnológica española dedicada al turismo, su consejero delegado, Luis Maroto, reconoció abiertamente que «hay que reflexionar sobre el modelo de crecimiento del turismo de sol y playa en España que, pese a todo, supone el 12% del PIBdirecto, y mucho más si se tiene en cuenta el impacto indirecto». En cuanto a la tecnología explicó que «hay que aprovechar la inmediatez que ofrece para sacar ventaja de la hiperconectividad en materia de reservas por ejemplo y de su disponibilidad en tiempo real. Lo que está fuera de toda duda es que hay que invertir en tecnología, tanto las empresas como los países, materia en la que España está retrasada en relación con Europa. En Amadeus destinamos el 15% de lo que ingresamos a I+D+i».

Y, como no podía ser de otra manera, también participó en el IX Foro de Exceltur un representantes del dinero de plástico, Juan Orti, presidente y CEO de American Express España, quién desgranó los numerosos rastros que dejan las tarjetas de crédito de los turistas, que hacen nada menos que 1 trillón de operaciones al año en todo el mundo. En materia de tendencias, Orti mencionó el consumo consciente, en el sentido de que se quiere pagar el precio justo por lo que se compra, la preponderancia del cliente experiencial frente al material y la importancia de las recomendaciones antes de comprar o visitar un lugar. También anticipó el viaje sin tarjeta de crédito, que dejaría paso a la tokenización, el pago por móvil y la biometría.

En materia de recomendaciones entre turistas Irene Cano, country manager de Facebook para España y Portugal, explica que «las plataformas digitales se han hecho pescriptoras de la industria turística. En lo que llevamos de siglo hemos pasado de las agencias de viaje a un usuario experimentado que compara constantemente, o lo que es lo mismo, compra y consume de manera distinta».

Desde Siemens su presidenta para España, Rosa María García, anima a la industria turística a utilizar los datos para evitar el colapso del transporte público, para reducir el olor a fuel en los puertos cuando hay varios cruceros o simplemente para evitar cortes de energía en las islas cuando hay mucha demanda. Para García la adopción de la tecnología es la gran asignatura pendiente del sector.

¿Y qué opinan de todo este asunto los hoteleros? Pues los principales creen que, sobre todo, para evitar la saturación del turismo en España hay que regular mucho más la actividad de las plataformas de alquiler vacacional. Ramón Aragonés, CEO de NH Hotels, cree que «el cliente no compra una habitación de hotel, sino experiencia, y España no puede ponerse en el mapa como destino de turismo masivo, como un lugar donde no se puede andar por la calle. La saturación en el caso de Barcelona, por ejemplo, la han generado los pisos turísticos. Estoy de acuerdo en que no se puede abrir una plaza más en el barrio gótico, pero sí quizás en la Diagonal si es de alto nivel».

Desde Meliá su vicepresidente y CEO, Gabriel Escarrer, afirmó con meridiana claridad que «un aumento de un 40% en las llegadas de turistas en los últimos cuatro años no es sostenible si tenemos en cuenta que el incremento de las plazas hoteleras ha sido solo de un 1,87%, de modo que son las viviendas turísticas las que están masificando los destinos, por lo que es más urgente que nunca que haya una política estatal en la materia que cuente también con la opinión de las empresas».

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