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Concha Azuara: В«Aún no puedo creerme que Palomo no esté conmigoВ»

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Concha Azuara y Palomo Linares, el pasado marzo en el Premio Taurino ABC – ABC
Toros

La novia y los hijos del torero lloran su muerte en un multitudinario adiós

«Aún estoy en shock. No puedo creerme que Sebastián no está conmigo. Estoy que no reacciono. Éramos muy felices y teníamos mil cosas por hacer todavía. Siempre estaba inquieto, me decía: «venga Concha, vamos aquí y luego allá». No sé cómo voy a seguir sin él. Mi único consuelo es que ha sido muy feliz estos años y juntos hemos vivido momentos que jamás podré borrar». Rota por el dolor, con el rostro marcado por el cansancio y arropada por sus amigos y los del diestro, la juez Concha Azuara seguía ayer sin creerse la pesadilla que ha vivido en las últimas horas cuando le comunicaron que Palomo Linares había sufrido un derrame cerebral en la UVI y su salud se agravó hasta un punto que se hizo irreversible.

Juntos vivieron los previos a una delicadísima operación a corazón abierto, que ayer Concha recordaba con todos los que se acercaron hasta el tanatorio de La Paz con el fin de rezar ante el féretro del torero, que estaba cerrado y presidido con un crucifijo tras el que se agolpaban las coronas de su novia, de sus hijos, de su exmujer Marina Danko -que ayer viajó fuera de Madrid entendiendo que no debía estar en ese momento- y de compañeros de profesión y asociaciones taurinas.

«Era una gran figura y también una persona única. Tenía pasión por todo lo que hacía», lo recordaba la ministra María Dolores Cospedal, buena aficionada a los toros y amiga personal del diestro por sus tiempos como presidenta de Castilla-La Mancha, en cuya televisión trabajó Palomo Linares en diferentes espacios taurinos.

Un hombre muy querido

«A Sebastián le quería todo el mundo, era un hombre de personalidad pero con muchísimos amigos», recordaba Eduardo Lozano, uno de sus «casi hermanos», pues la biografía del diestro está marcada por su relación con la familia Lozano, que fue la que le lanzó y con quien invirtió y administró sus negocios.

Sus años como actor junto a Marisol, sus triunfos de soltero, su boda con Marina, los hijos, su pasión por la pintura, el divorcio&hellip- Sebastián fue un hombre muy completo y ahí estaba Triana, la hija de Pastora Vega y Tony Caravaca, a quien apadrinó en su bautizo, o El Madrileño, el torero que apadrinó, pasando por nombres como Enrique Ponce con su suegro Victoriano Valencia, Curro Vázquez, Caballero, César Rincón, Eduardo Gallo&hellip-

Recién llegado de Bogotá estuvo Andrés Pastrana, a quien quería como si fuera de su familia, o las hermanas Obregón, Celia con lágrimas en los ojos, que además de un amor de años juveniles era una de sus mejores amigas.

Sin palabras se quedaron muchos con la noticia y sin fuerzas estaba su novia, la juez que conoció en una entrega de premios y con la que tenía todo preparado para casarse en mayo. Enfrente, pero sin hablarse, los hijos del diestro, Sebastián, Miguel y Andrés, con los que llevaba demasiado tiempo sin hablarse. No hubo abrazo con la novia de su padre ni tampoco encuentros desafortunados. Demasiado dolor como para echarse en cara nada. Ayer se incineraron sus restos mortales, que serán esparcidos en la finca El Palomar, donde vivía mirando al horizonte y con muchas ganas de vivir cada segundo del día.

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